Durante sus años de investigación, la Dra. Pikler concluyó que no era suficiente ofrecer cuidados básicos para satisfacer las necesidades biológicas de un niño.
Un bebé necesita más que eso; quiere saber que es importante.
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Ya que los bebés pequeños no pueden hablar, lloran para llamar la atención de un adulto, esperando que éste interprete el llanto como una invitación para bajar el ritmo.
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La mayoría del tiempo, un adulto no es tosco en su forma de cuidarlo, solamente se le dificulta leer las pistas que salen de su cuerpo tenso, pero algo pasa dentro del cerebro del bebé. Está formando una imagen del mundo.
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Está creando sinapsis; se está adaptando a este cuidado, o falta de éste, y deduciendo que el mundo es un lugar donde sus necesidades emocionales importan o no.
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¿Y si se toman en cuenta las necesidades emocionales de un niño y se incluye como un participante activo durante todas las situaciones del cuidado y no solo como un receptor pasivo?
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¿Podemos apoyar las necesidades emocionales de nuestro bebé fomentando una sensación de seguridad?
La Dra. Pikler sugiere que cada vez que un adulto tiene una interacción con un niño, tiene la oportunidad de hablar con él, dirigirse a él y hacerle saber que es importante, que está ahí para él, que está presente, disponible y que lo acepta. Pikler observó que los gestos de los adultos son necesarios para crear un diálogo entre el adulto y el bebé. Su voz se dirige al niño y le habla directamente. Hay preguntas y respuestas. Sus manos pacientes y atentas están preguntando: “¿Estás listo? ¿Puedo cargarte ahora?” Y el niño responde. Su cuerpo está relajado y se disipa la tensión. Hay un momento de comunión entre los dos y están abiertos y receptivos.
El niño está aprendiendo a cooperar y el adulto ve su capacidad. Esta unión le permite al niño aceptar el mundo como un lugar confiable. Probablemente hay una conexión entre el adulto y el niño, ya que los dos están disfrutando el proceso, estarán ansiosos por el próximo encuentro: el próximo baño, el próximo cambio de pañal. Será más que un cuidado básico y se alimentarán las necesidades emocionales de nuestro bebé.
Elsa Chahin
Asociada de RIE®, Pikler® capacitadora y gerente de Pikler/Loczy Fund USA
Pikler.org
"Ayudamos a que un niño enfrente la separación que involucra el acostarse a dormir o ir a la escuela al satisfacer su necesidad de cercanía. De esta forma, la historia de maduración es una paradoja: la dependencia y apego promueven la independencia y separación genuina."